Por un lado, el brasileño que, tras llegar al Madrid en 2005 y fracasar tanto en la capital de España como por su paso por Manchester, busca una nueva oportunidad para cumplir su sueño de ser "el mejor del mundo".
Por otra parte, el sueco, uno de los jugadores más odiados y admirados a partes iguales de los últimos tiempos, que vuelve a Milan para jugar en el que fuera rival de su ex-equipo tras su frustado paso por el Barça.
Ambos son jugadores no exentos de calidad, claro está, pero está por ver si podemos ver sus mejores versiones: la de Robinho en sus inicios en Brasil o la de Zlatan en su anterior etapa en la ciudad milanista.
También está por ver como congeniarán con otros jugadores que también quieren demostrar que aún saben jugar a esto (como Ronaldinho) u otros que quieren dar a conocer al mundo que aún pueden ser importantes en este deporte (como Pato). Competencia no va a faltar en la delantera.

De momento, Ibrahimovic haciendo gala de su fama de díscolo, ya ha tenido un enfrentamiento verbal nada más y nada menos que con una leyenda de los banquillos, Arrigo Sacchi al que acusó de cobarde al no dar la cara ante unas supuestas críticas, así como una discusión con su compañero de equipo Strasser, al que propinó una patada "karateka" en un entrenamiento. No ha empezado bien el sueco, al igual que su equipo, que no acaba de arrancar.
De todas formas, si queremos seguir las evoluciones del equipo rojinegro, tenemos una cita el 19 o 20 de octubre con la Champions, en la que se enfrentarán el Milan y el Madrid. Buena manera de comprobar si el equipo entrenado por Allegri es capaz de hacerle sombra en Italia al Inter o si por el contrario, seguirá como segundón.



